Hace más de un año decidí que no madrugaría si no era necesario y mi nivel de felicidad aumentó un montón.

Tengo la suerte de tener un trabajo flexible así que ¿por qué no aprovecharlo y levantarme más tarde?, me levanto entre 7:30 am y 8:00 am (me duermo como a las 11:00 pm).

De acuerdo con el libro Why we sleep?, de Matthew Walker[1], el 70% de las personas son “mañaneras”, mientras que el 30% son “tarderas/nocheras”, el problema es que esta mayoría, quien no tiene muchos problemas en madrugar, es quien dicta las reglas y por lo tanto la sociedad está hecha para madrugadores, quien no lo es tiene desventaja, incluso se ve como flojo sin importar si al final del día fue más productivo o no.

Nunca me he hecho alguna prueba para ver si soy “mañanero” o “tardero”, pero algo sí sé: soy más feliz cuando me levanto algo más tarde, estoy más atento, más contento, puedo trabajar en mis proyectos personales después de mi trabajo porque sigo con energía, claro, hay cosas que ameritan madrugar, como salir de viaje, pero la mayoría de las veces no. Estoy de acuerdo en que madrugar hace que el día te “rinda” más, pero la felicidad de levantarme sin sueño lo vale, como dijo Lord Farquaad, “Es un sacrificio que estoy dispuesto a aceptar” 😁.

Estoy consciente que no todos tienen la suerte de tener un trabajo que les permita hacerlo, solo lo cuento como experiencia propia. Esta parte se une a otras en las que creo que hay que pensar qué es lo que más se adecúa a nosotros en vez de aceptar las reglas que se nos dictan sin cuestionar.

[1] My rhythm is not your rhythm. Why we sleep? Unlocking the power of sleep and dreams, Matthew Walker, PhD